“Lo que hizo triunfar a MORENA” en las elecciones presidenciales de 2018 y lo que lo ha llevado a dominar al tablero político nacional en la actualidad, con 20 gubernaturas y la mayoría en ambas cámaras del Congreso de la Unión, son sus ideales y sus principios, su congruencia y su ética política, su capacidad de distinguirse claramente de los partidos neoliberales del viejo régimen, su fuerza y su contundencia al decir: NO SOMOS IGUALES.

Sin embargo, con cada victoria electoral nuestro movimiento se vuelve un botín más atractivo para los oportunistas y los chapulines que sólo buscan el poder por el poder. Este asalto al partido de la esperanza por políticos ambiciosos no sólo pone en cuestión los principios fundacionales del movimiento, de no mentir, no robar y no traicionar, sino que también empieza a afectar la viabilidad electoral de nuestro partido.

Es falso que haya una contradicción entre los principios y la efectividad. Hasta los coches de carrera más veloces requieren de mantenimiento constante para seguir conquistando trofeos y medallas. Y cualquier hogar decente exige que las visitas, siempre bienvenidas, respeten las reglas de la casa, en lugar reproducir malos hábitos aprendidos en otros rumbos.

Quienes militamos en las filas de Obradorismo tenemos la obligación histórica de cerrar filas para evitar que el crecimiento vertiginoso de nuestro movimiento destruya sus raíces y que la construcción de cada vez más pisos a nuestro hermoso edificio colapse los cimientos de la casa común.

Nuestro objetivo es RE-UNIR al partido. La única unidad que vale la pena es la que se construye desde abajo y a la izquierda, siempre en pluralidad y a partir de la participación activa de los militantes y los simpatizantes. Aquella otra “unidad” que algunos líderes pregonan desde el templete entre matracas y trompetas no es en realidad unidad sino imposición y exclusión, un sectarismo elitista herencia de décadas de prácticas priístas donde la única tarea de las bases es obedecer ciegamente a sus jefes políticos y esperar favores en recompensa por su lealtad.

Desde la celebración de la Primera Convención Nacional Morenista, con la asistencia de casi 4 mil militantes y simpatizantes el pasado 5 de febrero en el Monumento a la Revolución, el movimiento convencionista ha crecido de manera imparable. Contamos hoy con presencia en todas las entidades federativas del país y hemos celebrado más de 25 foros y convenciones estatales para dar seguimiento a los 21 acuerdos de la Primera Convención Nacional.

El movimiento convencionista es hoy más relevante y necesario que nunca. Tenemos la obligación histórica de seguir marcando la pauta a las dirigencias desde las bases, generando espacios para el dialogo entre la militancia a favor del poder popular y abriendo el partido cada vez más a los movimientos sociales y las juventudes.

De nuestras acciones depende que MORENA no se estanque como un simple partido electorero lleno de ambiciosos vulgares, sino que crezca como un movimiento social que cada día rinda más frutos.

El pasado domingo, 21 de agosto celebramos la Segunda Convención Nacional Morenista con la asistencia de más de 5 mil militantes y simpatizantes provenientes de las 32 entidades federativas y el exterior, en la cual tomamos 20 acuerdos para seguir creciendo y consolidando nuestro movimiento a favor del poder de las bases y la institucionalidad democrática del partido.  Adicionalmente, hemos documentado por medio de nuestro "Expo-fraude" el cúmulo de graves irregularidades cometidas durante el proceso electoral de las Asambleas Distritales del 30 y 31 de julio y también elaborado un documento de análisis, denuncia y propuesta con respecto a las propuestas de reformas a los documentos básicos presentadas por el Comité Ejecutivo Nacional.

¡Súmate a la Convención! ¡Todos y todas bienvenidxs!