Ayer, el 26 de febrero de 2023, tuvo lugar la marcha de la derecha en la Ciudad de México y también en otras ciudades del país. Las cifras de asistentes, son variables. Lo que sí es un hecho es que el Zócalo se llenó y mostraron músculo. Aunque a decir verdad el músculo no basta para ganar elecciones. Tampoco hay que regatearles el mérito de llenar el Zócalo. Pero viendo el detalle del evento, llaman la atención varias cosas.
Por una parte, fue evidente la gran cantidad de personas que asistieron bajo amenazas (personal de Alcaldías de la CDMX controladas por la oposición, por ejemplo) así como trabajadores llevados por sus patrones “voluntariamente a fuerzas”. Una minoría de los asistentes estaba constituida por personas de las llamadas clases medias, aspiracionistas a fifís, que fueron a marchar con ropa y tenis de marca, bloqueador y sombreros muy “fancy”.
Pero el común denominador de todos los asistentes, a juzgar por la gran cantidad de entrevistas realizadas a todos estos grupos, es la ignorancia sobre lo que verdaderamente pretende la iniciativa presidencial que se le ha dado en llamar el “Plan B”.
Ninguno de los entrevistados sabía explicar a qué se referían con la principal consigna “EL INE NO SE TOCA”. Se les preguntaba al respecto y no acertaban a señalar nada en concreto, referían que “habían oído” cosas terribles y que el objetivo de ese Plan perverso del “dictador de Palacio Nacional” era destruir al INE, desaparecerlo, para poder hacer lo que quiera con las elecciones y perpetuarse en el poder. Otros más referían que la ley iba en contra de “nuestra religión católica, apostólica y romana”, y así por el estilo, de disparate a disparate, sin poder hacer un señalamiento concreto sobre la iniciativa electoral del Presidente.
De esta manera, me puse a investigar en qué consistía en realidad el plan B de reforma electoral. Nunca pude encontrar algo que sustentara el dicho de la oposición de que se pretende desaparecer al INE, por ejemplo. En ningún medio opositor se maneja información con un análisis serio, solamente encontramos slogans propagandísticos, del estilo de aquel que usaron en el 2006, cuando acusaban a AMLO de ser “un peligro para México”. Están repitiendo esa narrativa, para influir en esas clases medias poco informadas y que resienten que ahora el gobierno de la Cuarta Transformación los ha abandonado para apoyar de forma preferente a los sectores más pobres y vulnerables.
Es preciso difundir con mayor claridad y precisión en qué consiste verdaderamente dicho Plan B. Incluso creo que personas como el ex ministro José Cossío, están mintiendo deliberadamente porque no es posible que no conozcan a fondo la iniciativa. De tal manera que hicimos este resumen de la reforma electoral, que espero sirva para retirar las telarañas de esas mentes débiles y poco informadas:
Conclusión: Por ningún lado se afecta ni la autonomía del INE, ni la importancia del voto ciudadano, ni el gobierno va “a controlar al INE”, ni tendrá lugar un retorno a un régimen autoritario, ni se vulnera el derecho de la ciudadanía a contar con procesos electorales libres, y abiertos, que ofrezcan toda la certeza jurídica que la misma Constitución señala. Lo cual más bien parece indicar que la oposición y los fachos prefieren seguir contando con un INE alineado con sus intereses, proclive a la censura de las manifestaciones de la izquierda y a sabotear los procesos electorales hasta donde sea posible, a efecto de bloquear el avance de la transformación del país. Es uno de sus últimos reductos (junto con el Poder Judicial), por lo que están dispuestos a defenderlo con garras y dientes.