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Y hablando de política. Mi amigo Francisco

En una era definida por liderazgos políticos amorales y la erosión de los valores sociales preguntarnos ¿Quiénes somos? Es un acto de conciencia, es un acto ético. El mayor acto ético es caer en la cuenta de que hay grandeza en el hombre por pertenecer al todo y ser parte de la naturaleza.  Pero aceptar que también que hay pequeñez. La ética es aprender a ser humano.

La política no puede seguir ignorando o descuidando lo fundamental, el aspecto espiritual (entendido como conciencia superior) que ha degenerado en ideologías agresivas que componen el fundamento de los movimientos mundiales en la actualidad. La espiritualidad ha sido reducida al aspecto puramente social, el punto de vista de la humanidad se ve dirigido por el egocentrismo individual, y es, queridos compañeros, a esta altura de mi escrito, donde yo, convencionista morenista, veo con claridad la enorme importancia y objetividad de nuestros propósitos, y es por esto por lo que hago estas reflexiones, causadas por la necesidad de comprensión de nuestra naturaleza.

Tuve un gran amigo, un anciano sabio llamado Francisco, nacido en Morelia Michoacán, amigo muy cercano del General Lázaro Cardenas y de su hijo Cuauhtémoc Cardenas, nicolaíta por supuesto; abogado de profesión. Un hombre que te pedía prestado para saber si tenías y si le decías que no tenías, acto seguido, te daba lo que podía sin derecho de réplica. Un hombre que enseñaba todo el tiempo. Un día nos dijo, preocúpense y ocúpense en ser mejores cada día, estén seguros de que lo vamos a lograr ¿Saben por qué? Porque venimos de un mundo difícil, de un mundo de lucha y nos hemos hecho fuertes, la oposición no tiene la menor posibilidad de vencernos, porque ellos vienen de un mundo fácil, donde todo les fue regalado, son débiles y vacíos; nosotros, los marginados y desposeídos somos los que tenemos la necesidad y la fuerza de voluntad para cambiar nuestro mundo.

Este señor fue mi universidad práctica en ciencias políticas y sociales, me enseño cosas muy valiosas, aprendí a distinguir la mentira, la falsedad, la perversidad de los adversarios, se arraigó en mí entonces, el afán de la formación y educación para nuestro pueblo que ha sido engañado, manipulado y corrompido por siglos.

Francisco le dijo un día al gobernador Pedro Joaquín Codwell, en su oficina, defendiéndonos de la injusticia laboral que trataban de cometer con todos los maestros de la casa de la cultura de Chetumal “señor gobernador por toda la sarta de tonterías que me está diciendo, me doy cuenta de que está usted, rodeado de pendejos, la buena noticia es que no vuelan, imagínese, no volveríamos a ver el sol”. Lo anterior fue una lección de oro para mí, ganamos el juicio y aprendí que las causas justas se ganan con valor y verdad ante quien sea y aunque me asusta ver el talante destructivo de mis congéneres que no comprenden y como no comprenden, destruyen, en todos los ámbitos de la vida. Tenemos ante nosotros una lucha por la sobrevivencia, primitiva, salvaje, cruel, irracional, ciega, involutiva. Compañeros, la lucha es contra nosotros mismos en primera instancia, tenemos que vencer nuestras debilidades y después vencer a los adversarios.

Por cuestión de espacio, dejo aquí mi texto, en otra colaboración seguiré con el tema. Abrazos fraternales para todos.

Martha Beatriz Asid Gaytán.  Yucatán.

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